30 años de una estafa sin que la verdad haya aflorado en los medios de comunicación.
Operación "lamentación "
Ya habia anochecido, un avión Hércules KC-130 H tomaba tierra en la base aérea de Torrejón, en las proximidades de Madrid(España). Supuestamente, el avión militar formaba parte de la operación de apoyo a la visita del secretario de Estado norteamericano, general Alexander Haig, prevista para ese mismo día. Horas después, efectivamente, aterrizaba en Barajas (Madrid) el avión oficial del general Haig, procedente de Oriente Medio. El vuelo llegó con más de dos horas de retraso. Haig, en representación del gobierno de Reagan, traía la misión de renegociar el Tratado Mutuo de Amistad y Cooperación entre España y USA, firmado en 1976. Era el 8 de abril de 1981.
A la una de la madrugada, el Hércules fue descargado. Los dos contenedores fueron trasladados a sendos camiones. En el exterior de cada uno de los contenedores podía leerse: “Material desinfectante”. La carga real eran 6.250 kilos de tomates, todavía verdes, procedentes de Fort Detrick, en Maryland (USA), uno de los laboratorios militares en los que se trabajaba en la manipulación genética. Los tomates, de la variedad “lucy”, contenían un potente veneno sistémico; es decir, un tóxico introducido por la raíz de la planta, que terminó por ser asimilado por el fruto. El tóxico era un organotiofosforado del grupo fenamiphos (4 – (metiltio) – m – toliletilisopropilamidofosfato). Una vez en el interior del fruto se transforma en un fitometabolito de gran agresividad. Al ingresar en el cuerpo humano, el poderoso veneno –inhibidor enzimático- provoca, entre otros efectos, una neuropatía periférica, con atrofias musculares y deformaciones en las extremidades superiores. Existe un alto porcentaje de posibilidades de muerte. Leopoldo Calvo Sotelo, Presidente español del Gobierno y Alberto Oliart, ministro del interior. probablemente, nunca supieron de la maniobra USA. La mortífera carga fue repartida por los servicios de Inteligencia norteamericanos entre los mayoristas que, a su vez, vendieron los tomates en los mercadillos ambulantes de Madrid y alrededores (Alcalá de Henares, Alcorcón, Torrejón de Ardoz, Carabanchel, San Fernando, Coslada, Getafe y Hortaleza, entre otros). De Madrid se difundió a otras provincias españolas. Resultado de la llamada “Operación Lamentación”: 3.000 muertos (346 según las cifras oficiales) y más de 20.000 afectados (18.500 según las cifras oficiales). El ensayo de guerra química nunca ha sido reconocido por las autoridades norteamericanas y españolas. En el avión militar que transportó la carga envenenada se hallaba también el correspondiente antídoto, consistente en un oponente de la acetilcolina. El doctor Antonio Muro y Fernández-Cavada, que defendió la tesis de un envenenamiento por vía digestiva, fue cesado en su cargo como director en funciones del Hospital del Rey (Madrid) y, posteriormente, falleció de un cáncer de pulmón. Juan José Rosón, ministro del interior, uno de los hombres mejor informados de España sobre el envenenamiento masivo, también murió de cáncer de pulmón. Higinio Olarte, colaborador del Dr. Muro en sus investigaciones, falleció de cáncer de hígado. Otros dos componentes del equipo de Antonio Muro tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente y se les extirpó sendos cánceres. Andreas Faber Kaiser, investigador, que escribió el libro “Pacto de silencio”, en el que se denuncia el envenenamiento masivo, murió de sida. Ernest Lluch, ministro de Sanidad a partir de 1982, que tuvo conocimiento del ensayo de guerra bacteriológica, fue asesinado. J.J.Benítez todavía vive...
A la una de la madrugada, el Hércules fue descargado. Los dos contenedores fueron trasladados a sendos camiones. En el exterior de cada uno de los contenedores podía leerse: “Material desinfectante”. La carga real eran 6.250 kilos de tomates, todavía verdes, procedentes de Fort Detrick, en Maryland (USA), uno de los laboratorios militares en los que se trabajaba en la manipulación genética. Los tomates, de la variedad “lucy”, contenían un potente veneno sistémico; es decir, un tóxico introducido por la raíz de la planta, que terminó por ser asimilado por el fruto. El tóxico era un organotiofosforado del grupo fenamiphos (4 – (metiltio) – m – toliletilisopropilamidofosfato). Una vez en el interior del fruto se transforma en un fitometabolito de gran agresividad. Al ingresar en el cuerpo humano, el poderoso veneno –inhibidor enzimático- provoca, entre otros efectos, una neuropatía periférica, con atrofias musculares y deformaciones en las extremidades superiores. Existe un alto porcentaje de posibilidades de muerte. Leopoldo Calvo Sotelo, Presidente español del Gobierno y Alberto Oliart, ministro del interior. probablemente, nunca supieron de la maniobra USA. La mortífera carga fue repartida por los servicios de Inteligencia norteamericanos entre los mayoristas que, a su vez, vendieron los tomates en los mercadillos ambulantes de Madrid y alrededores (Alcalá de Henares, Alcorcón, Torrejón de Ardoz, Carabanchel, San Fernando, Coslada, Getafe y Hortaleza, entre otros). De Madrid se difundió a otras provincias españolas. Resultado de la llamada “Operación Lamentación”: 3.000 muertos (346 según las cifras oficiales) y más de 20.000 afectados (18.500 según las cifras oficiales). El ensayo de guerra química nunca ha sido reconocido por las autoridades norteamericanas y españolas. En el avión militar que transportó la carga envenenada se hallaba también el correspondiente antídoto, consistente en un oponente de la acetilcolina. El doctor Antonio Muro y Fernández-Cavada, que defendió la tesis de un envenenamiento por vía digestiva, fue cesado en su cargo como director en funciones del Hospital del Rey (Madrid) y, posteriormente, falleció de un cáncer de pulmón. Juan José Rosón, ministro del interior, uno de los hombres mejor informados de España sobre el envenenamiento masivo, también murió de cáncer de pulmón. Higinio Olarte, colaborador del Dr. Muro en sus investigaciones, falleció de cáncer de hígado. Otros dos componentes del equipo de Antonio Muro tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente y se les extirpó sendos cánceres. Andreas Faber Kaiser, investigador, que escribió el libro “Pacto de silencio”, en el que se denuncia el envenenamiento masivo, murió de sida. Ernest Lluch, ministro de Sanidad a partir de 1982, que tuvo conocimiento del ensayo de guerra bacteriológica, fue asesinado. J.J.Benítez todavía vive...
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