La familia Mason es dueña de una tierra en la que cultivan vegetales y llevan una vida autosustentable, sin embargo, el gobierno británico quiere regresarlos a la sociedad de consumo.
La familia Mason abandonó la vida urbana para vivir en un terreno de 400 metros cuadrados que les pertenece, donde montaron un casa motorizada eco-amigable y producen para sí mismo vegetales y huevos orgánicos. El terreno donde habitan, antes estaba dejado al abandono; los Mason, una pareja con dos hijos de 8 y 9 años, lo han trabajdo por dos años con técnicas de permacultura y jardinería.

Los magistrados de Willand les han ofrecido alojamiento y comida en Collompton a expensas de los impuestos de los contribuyentes, pero es justo lo que los Mason no quieren hacer: vivir del Estado. Su vida off the grid, y no tener un plan de negocios a largo plazo, simplemente mistifica al gobierno (uno de los argumentos para rechazar su proyecto de vivir en su tierra es que “no tenían un plan de negocios sólido”).
Mientras tanto los Mason temen que tendrán que regresar al cuadrante de la civilización moderna, obligados a pagar altas cuentas por servicios que ellos mismos pueden proporcionarse.
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